El alma de la harina: ética en la automatización del sabor
- RICARDO AMARILLAS
- 20 may
- 1 Min. de lectura
Actualizado: 4 nov
Cuando la tecnología alcanza la perfección, aparece la pregunta moral: ¿qué perdemos al hornear sin manos humanas? La automatización de la repostería promete precisión, pero arriesga el alma. Si cada galleta sabe igual, ¿dónde queda la emoción del error, la belleza del accidente?
La cocina, como la vida, necesita imperfección. La grieta en la galleta, el borde quemado, el azúcar mal distribuido: ahí reside la autenticidad. La estandarización industrial borra esa humanidad que hacía del horno un lugar sagrado.
Automatizar no debe significar deshumanizar. La ética culinaria del futuro será preservar el alma en cada proceso automatizado, asegurar que la máquina no reemplace la emoción, sino que la expanda. Que el pan siga oliendo a humanidad, aunque lo amase un robot.





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