La primera mordida: El recuerdo que nos hizo amar la comida
- GERMÁN CAMOU GARCÍA
- 11 abr
- 1 Min. de lectura
Actualizado: 3 nov
Todos tenemos una primera mordida que recordamos.
No por el sabor, sino por lo que nos hizo sentir. Fue más que comida: fue casa, fue abrazo, fue descubrimiento.

Esa primera experiencia define el resto de nuestra vida gastronómica.
El gusto se convierte en memoria, y la memoria en mapa.
Cada pan, cada galleta, cada plato que nos conmueve después es una búsqueda inconsciente de aquel instante inicial.
Las marcas que logran enamorar lo entienden: no venden comida, venden recuerdos reencontrados.
Cuando un cliente dice “me recordó a…”, el producto ha cumplido su misión.
Porque el verdadero poder del sabor no está en el paladar, sino en la emoción que despierta.
Las primeras mordidas son pequeños ritos de iniciación al placer, y cada marca que busca trascender debería aspirar a provocar su propio momento fundacional.
Uno que quede en la memoria, incluso cuando el sabor se haya ido.




Comentarios